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MARCELO BIELSA: LA RECETA PARA UN FÚTBOL ENFERMO. LA REIVINDICACIÓN DE LA HONESTIDAD

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martes, 27 de septiembre de 2016

CUANDO LA PELOTA ES LA VIDA. FÚTBOL BASE

Que cualquier actividad deportiva representa una escuela de vida. una herramienta capaz de promover valores en los niños, como el respeto por los otros,  equilibrio de las emociones, su autodeterminación, el valor del esfuerzo y del estímulo conjunto, el entusiasmo por las gratificaciones y la aceptación ante las frustraciones, es bien sabido por todos. Al menos estas palabras suenan teóricamente muy bonitas. El problema comienza, cuando esta hermosa escuela de vida distorsiona sus reglas para alterar los procesos educativos y formativos en el momento que el niño deportista comienza a ser visto como una caja de ahorros y no como un niño común intentando llevar su proceso de crecimiento, abrazado al disfrute del deporte que realiza. Tal vez el fútbol sea el deporte que sobresale con respecto al resto, en función del alto grado de mercantilismo imperante.
El problema comienza, cuando se violan los derechos del niño, bajo la distraída mirada de padres (cómplices muchas veces de estas defraudaciones), la distraída ada de dirigentes, entrenadores, formadores y todo actor partícipe del engranaje futbolístico. El problema comienza, cuando todos nos hacemos los distraídos porque somos parte del "negocio". Mientras esto sucede, algunos agentes (hoy llamados intermediarios) se mantienen como zorros en la oscuridad a la espera de la  "caza" de su presa favorita: el talento.
He sido juez y parte de muchas historias en mi vida vinculadas al fútbol, que podrían llenar páginas y páginas de anécdotas, que van desde la ingenuidad del joven talento futbolista a la hora de firmar un contrato, pasando por el aprovechamiento de sus propios padres, justificando que le asistían "derechos" por cobrar dinero de sus hijos por tantos años de sacrificio en acompañarlo a las canchas", por algunos dirigentes que sacan el máximo jugo robándole inclusive a su propio club que defienden como actividad honoraria por ser el club de "sus amores" ("si no tengo mi parte el negocio no sale), o de otros dirigentes que también "fabricaban" cartas de renuncia (en nombre del club) de derechos formativos, llevando porcentajes a sus bolsillos, pasando por seudoagentes ampliando sus derechos en el negocio (comprando al niño en toda su extensión de la palabra), pasando por abogados intervinientes que buscan la "laguna legal" para ciertos tipos de negocios con menores, y navegando entre amenazas de intermediarios "matones" (sí, de aquellos a la vieja usanza mafiosa, con armas en el cinturón del pantalón), hasta la honestidad y la transparencia en todos sus frentes. Si. Porque a pesar de esta jungla aterradora, disfrazada de jardín que hoy es el negocio del fútbol, aún hay gente honesta que lucha por mantener las raíces de la cristalinidad, basados en la ética y la moral de sus valores personales. 
"Así es el negocio Gonzalo" me decían algunos intermediarios. "Son las reglas de juego", expresaban otros.  

Hay mucho más. En Brasil por ejemplo , esa fabulosa "fábrica de talentos" casi el 80% de los clubes de la periferia pobre de San Pablo, donde surgen muchos de los grandes cracks, han sido manejados por el Primer Comando de la Capital (PCC), la organización criminal más poderosa de Brasil, que se dedica al narcotráfico y las armas, pero desde  hace tiempo quieren hacer negocios vendiendo jugadores, como forma de lavar dinero.
Luego de años de estudio en el tema, sigo pensando que a pesar de la realidad de "vender" talentos como pedazos de pan como sucede en nuestra empobrecida y necesitada América Latina, África sigue llevando la peor parte, aunque cada año que pasa nos estamos pareciendo mas, por el color de la necesidad, por el color de la supervivencia. En Costa de Marfil, por citar uno, allí en el África Subsahariana., donde 39 de los 42 países registra el 90 por ciento de la mortalidad infantil en el mundo, la pelota ya no es un juego. Es la única posibilidad de seguir viviendo. 


Pocos saben por ejemplo que a Europa llegan cerca 10.000 niños entre 6 y 16 años, provenientes en su mayoría de lugares pobres del tercer mundo corriendo detrás del sueño de convertirse en estrella de fútbol. Sin embargo, detrás de razones de ayuda humanitaria o intercambio cultural se esconde un negocio en el que un niño abandona su condición de tal para convertirse en una cifra millonaria, dejando al desnudo una realidad en la que se enmarca el flagelo del tráfico y la explotación de menores.

El gran maestro del fútbol y la vida que para mi es el argentino Jorge Griffa, una vez dijo que toda esta situación era causada:  "1) Por los millones que mueven, cada vez hay más inescrupulosos que sólo ven en el muchacho que le pega bien una suculenta cifra caminando. 2) Por la falta de trabajo y la angustia económica, y por eso cada vez son más los padres que apuestan a las piernas de sus hijos e imaginan un futuro sin necesidades. Y en nombre de esa ilusión ponen el destino familiar en manos del primer chanta con traje y celular que se les cruce".
Nada más que agregarle al Maestro Griffa. 

La ecuación es muy sencilla: Inescrupulosos +Dirigentes "vivos"+ padres tentados, arrastrados por la necesidad = Negocio y explotación.

A lo mejor si les nombro a un tal "Carlos Martinez, pocos saben quien es. Carlos Martinez, era un "9" de All Boys de Argentina, al que Boca Juniors del mismo país, "succionó" y, para anotarlo sin llamar la atención, usó su apellido materno: Tévez. Si. Carlos Tévez,  Así declaraba el entonces vicepresidente del modesto All Boys: Néstor Piccone, "El se llama Carlos Martínez. Lo que pasa es que acá vinieron y dijeron que se lo iban a llevar usando la patria potestad. A All Boys sólo ingresaron 10.000 dólares por los derechos federativos. Al menos eso es lo que figura en los libros. Ni un peso más. Nosotros sabíamos del potencial del chico. El ya pintaba para crack antes de que todo el mundo lo conociera. Mirá si lo íbamos a vender por esa plata. Pero era eso o nada". Piccone muestra así la cara que no se ve en las Inferiores. No son pocos los padres que aparecen por el club reclamando el pase de su hijo. Amenazando con utilizar el poder de la patria potestad para retirar a sus hijos y llevarlos a otra entidad más grande que promete viáticos o una nueva vivienda...(fuente: http://edant.clarin.com/diario/2001/12/09/d-06901.htm) 

Es por esta selva que se debe transitar hoy en el terreno del fútbol formativo, donde todo tipo de animales de caza te esperan para "cobrar su peaje" si quieres continuar camino. Con un poco de suerte, y alguna estrategia exacta, puedes evitarlos a muchos, pero el desgaste que conlleva es inhumano. Se termina desangrado al final. Cansado de tanto terreno lleno de trampas. Algunos (como yo) terminamos enfermos yéndonos a casa, con una maleta de decepciones, angustias, traiciones, decepciones. Cuando asisto a algunos juegos de niños, parece hasta normal, ver entrenadores (¿formadores?) que enseñan a niños a mentir las edades para jugar en categorías que no le corresponden, y así marcar la diferencia, otros promoviendo la violencia ("a ese que es el más habilidoso, "arrimale" una patada al minuto que después desaparece") clubes que quieren ganar sea como sea, presionando árbitros, padres devenidos a formadores sin ningún nivel pedagógico. Todo rueda en la misma cancha donde están las ilusiones de estos pequeños. Todo sucede en la misma jungla.

Muchas veces suena en mi cabeza como pesadilla, algo que me dijo una vez un importante dirigente venezolano: " a los jugadores hay que hacer como los caballos: entrenarlos, alimentarlos y luego venderlos. "business is business"

Hasta la próxima...reflexión.






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