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JULIO RIBAS - EL HERMANO DE LO IMPOSIBLE

Julio Ribas no es solo un nombre. Es una presencia que resuena más allá del campo de juego. Lo conocí cuando éramos vecinos en el barrio del...

jueves, 22 de mayo de 2025

JULIO RIBAS - EL HERMANO DE LO IMPOSIBLE


Julio Ribas no es solo un nombre. Es una presencia que resuena más allá del campo de juego. Lo conocí cuando éramos vecinos en el barrio del Prado, en Montevideo. Vivía enfrente de mi casa, y aunque era mayor que yo, siempre tuve la sensación de que su figura proyectaba algo especial, algo difícil de describir, pero imposible de ignorar. Debutó como jugador en 1975 en Bella Vista, pero a los dos años sufrió una lesión que casi le pone fin a su carrera. Julio recordando ese momento ha declarado:"Fijate que en ese momento una operación de meniscos era gravísima y yo tuve rotura de ligamentos cruzados. Me dijeron que no podía volver a jugar más. Yo me resistí a eso y como a mí me encantaba el fútbol, comencé a hacer el curso de entrenador, mientras hacía la recuperación de la rodilla".

Su hoja de vida comenzaba a escribirse con situaciones que no pueden pasar desapercibidas: Con sólo 19 años se recibió como el entrenador más joven de la historia de Uruguay, pero como pudo recuperarse de la lesión, siguió con su carrera como futbolista profesional durante 18 años.  

Julio relata ese momento del retiro como futbolista: “El entrenador mío era Víctor Púa, que después dirigió la selección uruguaya, y cuando corrían 30 minutos del primer tiempo le digo 'cambio' '¿por qué?', me dice, 'me retiro, no juego más'. Le di un abrazo a él, saludé a los jugadores y me fui." 

Un 28 de enero cuando llegó a su casa le dijo a Silvana, su esposa, su compañera de toda la vida: “Me retiro”. “Es lo que decidiste?"-le preguntó su esposa- “Si. Porque voy a dirigir." 

Un 5 de febrero comenzó su carrera como entrenador. Como pocos no sintió el retiro porque mientras jugaba profesionalmente, simultáneamente dirigía al Circulo de Tenis de Montevideo de la Liga Universitaria obteniendo el logro de pasar de la Divisional D a la Divisional A.

Esta situación me trae a la memoria algo que me sucedió viviendo todavía en el Prado y siendo aún su vecino. Un día mi hermano me llevó a jugar un "picado" en el Circulo de Tenis, donde él entrenaba. Yo, apenas un adolescente queriendo ser adulto, quería demostrar algo, tal vez para mí mismo o tal vez para él. En un momento del partido, logré driblarlo. Fue un instante fugaz, casi irreal. Pero lo que vino después fue aún más memorable. Su reacción inicial fue intensa, propia de alguien que odia perder incluso en un simple juego entre amigos. Sin embargo, segundos después, sonrió. Esa sonrisa contenía todo: competitividad, humanidad, reconocimiento. Julio no quería perder, pero tampoco guardaba rencor, tal vez porque entendía que mi mentalidad era un poco como la suya, enfrentar sin miedos. Quería ganar, pero también entendía que el juego era un espacio para aprender, para crecer, para superarse.

Años después, fui a verlo entrenar en el Deportivo Maldonado. Apenas me vio, me reconoció. Me abrazó como si fuéramos hermanos, como si el tiempo no hubiera pasado. Observarlo dirigir fue una experiencia transformadora. Su voz tenía un poder único: cuando hablaba, hasta el tiempo se detenía como símbolo de respeto. No había ruido, no había distracciones. Solo él, sus palabras y el eco de una sabiduría que trascendía el fútbol. Allí confirmé lo que siempre había intuido: su liderazgo no era algo aprendido; era innato. Y ese día, mientras lo veía moverse entre los jugadores, supe que quería ser entrenador. Sabía que el camino no sería fácil, pero también sabía que hombres como Julio Ribas existen para enseñarnos que el liderazgo no se trata de imponer, sino de inspirar.

Julio y el arte de romper moldes

Algunos  buscan definir su estilo como  "anti-fútbol". Una etiqueta que, aunque pretende descalificar, en realidad lo define mejor de lo que muchos creen. Porque el fútbol de Julio Ribas no es convencional, no es predecible, no es lineal. Es caótico, pero ordenado. Es complejo, pero simple. Es un reflejo de la vida misma: impredecible, hermoso, lleno de pasión y posibilidades. No es anti-fútbol. Es fútbol con alma. Es pasión pura. Un fútbol que no busca complacer por su estética, sino que prioriza lo esencial: el trabajo colectivo, el sacrificio individual, la superación y la pérdida de miedos. 

"La victoria sin valores es un triunfo vacío. Preferiría perder con dignidad que ganar pisoteando principios." Su enfoque se centra en la fuerza mental, la resiliencia y el compromiso absoluto con el equipo y el objetivo común. Su admiración por la cultura de los guerreros se manifiesta en su rutina diaria, como cuando se paraba al borde de la piscina de su casa y gritaba: "¡Estoy en guerra!" antes de lanzarse al agua fría . Esta actitud refleja su compromiso inquebrantable y su enfoque en la superación personal y colectiva.

 

Él no dirige jugadores: forma guerreros. Soldados del esfuerzo, hijos de la entrega. No importa cuán grandes sean las probabilidades en contra; importa la dignidad con la que se resiste, el honor con el que se lucha.

En sus equipos no hay lugar para el adorno inútil ni para el gesto vacío. Cada pase, cada quite, cada grito, es un acto de resistencia frente al caos. Porque en su fútbol, el talento no florece si no está enraizado en la voluntad. Ribas no busca artistas del balón; busca almas dispuestas a pelear con todo lo que tienen y con lo que no también.

 Y así, cada encuentro se transforma en una pequeña epopeya, donde el triunfo no es sólo el marcador, sino haberlo dejado todo, absolutamente todo, en el campo. Porque para él, ganar no es solo superar al rival. Es vencer el miedo. Vencer la duda. Vencerse a uno mismo.

 Los valores que definen su camino

Julio Ribas no entrena solamente un equipo; forma personas. No solo prepara partidos; diseña sistemas y formas de pensamiento. Su filosofía va más allá de la pelota. Es una manera de entender la vida, de enfrentar los desafíos, de superar los miedos.

"Vencer no es simplemente ganar un partido o un campeonato; vencer es superar tus propios límites, es enfrentar tus miedos y salir fortalecido del proceso." Para él, en el plato llamado éxito también existe el crecimiento personal que logra un equipo bajo su conducción.

Pero también tiene una reflexión profunda sobre la derrota: "Perder no es fracasar; fracasar es dejar de intentarlo. La derrota es solo un paso en el camino hacia el aprendizaje."

Los números no mienten

Para quienes critican desde la ignorancia, los números hablan por sí mismos. Julio Ribas posee una trayectoria impresionante que demuestra su capacidad para construir equipos ganadores y dejar legados duraderos: ha conquistado 19 títulos oficiales, 11 de ellos de forma invicta, dirigiendo a cinco equipos diferentes.

Sud América (1994-1995): Logró el ascenso a Primera División en 1994, manteniéndose invicto durante 23 partidos en la Serie B. Al año siguiente, conquistó el Torneo Integración de Primera División A, también de forma invicta, sumando un total de 28 partidos sin derrotas. Además, clasificó al equipo para la Liguilla Pre-Libertadores y la Copa Conmebol.

Bella Vista (1997-1998): Consiguió el ascenso a Primera División en 1997, permaneciendo invicto en 22 partidos de la Serie B. En 1998, llevó al equipo a conquistar la Liguilla Pre-Libertadores de forma invicta, clasificándolo para la Copa Libertadores 1999.

Peñarol (1999-2001): Ganó el Campeonato Uruguayo de 1999, obteniendo el Torneo Clausura de ese año de forma invicta. Repitió la hazaña en el Torneo Clausura 2000, también sin conocer la derrota. En 2001, conquistó el Torneo Clasificatorio.

Liverpool (2002): Logró el ascenso a Primera División en 2002, manteniéndose invicto durante 30 partidos en la Serie B, estableciendo un récord en el club.

Juventud de Las Piedras (2006-2007): Conquistó el Torneo de Viareggio en 2006, manteniéndose invicto en 7 partidos. En 2007, logró el ascenso a Primera División a través de los playoffs de la Segunda División Profesional.

 Lincoln Red Imps (2016-2018): Ganó la Premier League de Gibraltar en 2016 y 2018, la Rock Cup en 2016 y 2017, y la Supercopa de Gibraltar en 2017. Durante su mandato, el equipo mantuvo una racha invicta de 39 partidos en la liga.

Selección de Gibraltar (2018-2025): Dirigió al equipo nacional durante 64 partidos, logrando 8 victorias, incluyendo el primer triunfo oficial en competiciones UEFA al vencer a Armenia en 2018. Bajo su liderazgo, Gibraltar ascendió a la Liga C de la UEFA Nations League en la temporada 2020-2021.Un homenaje al soñador

Julio Ribas no es solo un entrenador. Es un visionario, un soñador, un constructor de campeones. Su carrera es un testimonio de que el fútbol no es solo un juego, sino una herramienta para transformar vidas.

Las limitaciones solo existen en la mente de quienes no se atreven a romperlas.

Al final del día, el "anti-fútbol" de Julio Ribas no es otra cosa que la búsqueda incansable de romper moldes. De demostrar que el fútbol, como la vida misma, está en constante transformación. Y que solo aquellos dispuestos a arriesgarse, a explorar lo desconocido, podrán alcanzar el éxito.

Ahora está dirigiendo a River Plate de Uruguay, el club que también lo vio vestir su camiseta como jugador en la década de 1980, cuando ya empezaba a forjar ese carácter indomable que hoy lo define. El equipo atraviesa una de las crisis más profundas de su historia reciente, amenazado por el descenso. Algunos opinan que salvarlo es tarea imposible.

No conocen a Julio.

Él no desafía lo imposible: lo toma del brazo, lo mira a los ojos... y lo transforma en destino. Porque Julio Ribas no es enemigo de lo imposible. Es su hermano. Y juntos, caminan por donde nadie se atreve.

Hasta la próxima...reflexión...